![]() Wendy, John y Michael son tres hermanos que viven en Londres con su mamá, su papá y su niñera (léase un perro San Bernardo). Durante varias noches, un niño llamado Peter Pan entra por la ventana de su habitación a tocar la flauta para ellos. En una de ésas, Wendy se despierta al escuchar a Peter llorando a los pies de su cama. Peter llora porque “se le cayó la sombra” y, a ver, si yo viera a un desconocido llorando junto a mi cama, gritaría y le pegaría con un bate o algo así. Pero sigamos. Wendy le cose la sombra a Peter y él, en agradecimiento, enseña a los tres hermanos a volar con polvo de hadas y los convence a ir con él al país de Nunca Jamás, lugar lleno de aventuras donde siempre serán niños. Los hermanos aceptan y vuelan sin pensar en sus padres y su hogar. Después de VARIOS DÍAS de vuelo, el grupo llega a Nunca Jamás, donde conocen a piratas, indios, sirenas, hadas, animales salvajes, y por supuesto, los Niños Perdidos, una tribu de chamacos salvajes que sirven a Peter. Hay que aclarar una cosa: a diferencia de la adaptación de Walt Disney, en la que, cuando un niño llega a Nunca Jamás, nunca crece, en el libro como lo entendí yo, los niños sí crecen, pero cuando lo hacen, Peter Pan los mata. Muy bonito todo. Pues bueno, los niños conocen a Wendy y la hacen su madre. SÍ. SU MADRE. Recordemos que ella tiene alrededor de diez años. Wendy les lee cuentos antes de dormir, les cocina, juega con ellos, los educa, etcétera. En la isla, hay unos piratas comandados por el sanguinario y famoso Capitán Garfio, que quiere matar a Peter porque le cortó la mano y se la dio de comer a un cocodrilo, el cual ahora persigue a Garfio para comérselo entero. Una tarde, los hombres de Garfio se las arreglan para secuestrar a los Niños Perdidos, a Wendy y a sus hermanos, mientras Peter andaba por ahí paseando. Amarran a los niños al mástil del barco y, antes de empezar a tirarlos por la borda, llega Peter y los desata, creando una batalla campal entre niños y piratas, en la que sorprendemente, ganan los Niños Perdidos. Peter arroja a Garfio al mar, donde, por fin, lo devora el cocodrilo, y hasta aquí la vida de este hombrecillo. Los chicos regresan a su campamento felices y victoriosos. Sin embargo, Wendy y sus hermanos no están felices, ya que extrañan su hogar y a sus padres, pues han estado en Nunca Jamás por mucho tiempo. Cuando le dicen a Peter que quieren regresar, éste, cual niño chiquito, hace un berrinchote, pero acepta y los lleva volando a su casa. Ah, casi se me olvidaba, los Niños Perdidos quieren irse con su “madre” y Wendy se lleva a los seis mocosos. Tras varios días de viaje llegan a su casa y se hace ese típico encuentro peliculero con lagrimones y abrazos entre Wendy, John, Michael y sus padres. Y cómo no les quedaba de otra, adoptaron a los seis niños y llegamos al final. Este libro me pareci- Pero espera. ¿Y Peter? Peter Pan insiste en seguir viviendo en Nunca Jamás, con la promesa de visitar a Wendy cada primavera. Pero cuando Peter regresa, Wendy, sus hermanos y los niños perdidos ya son adultos y Wendy tiene una hija. Pero a Peter le da igual y se lleva a la hija, llamada Jane, por una semana. Para la visita siguiente, Wendy está muerta, Jane tiene una hija y Peter se lleva a la niña. Ahora sí, fin. Este libro me pareció muy divertido, gracioso, y profundo. Lo recomiendo ampliamente. 4/5.
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AuthorMartín Sanders. Archives
March 2024
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